lunes, 24 de agosto de 2015

El miedo en la práctica docente humanista



El miedo en la práctica docente humanista

      El programa nacional de formación en el área de lengua es una invitación a enseñar aprendiendo a desaprender las estructuras de dominación impuesta por un sistema capitalista plagado de individualismo, fragmentaciones, dominación. Un sistema que nos formó para ser consumidores y consumidoras, no sólo de objetos sino también de conocimiento que sólo sirve para saber, más no para aplicar. Un sistema que lleva implícito la existencia de clases dentro de las clases y de allí que existan estructuras de dominio que se forman frente a nosotros, pero que no sabemos criticar porque no fuimos formados para cuestionar nada, sino para entender cuál es el papel de la clase dominada frente a una clase dominadora, que no siempre tiene por qué ser una clase burguesa. Digo no siempre, porque en el aula de clase la docente y el docente tradicional ejerce esa función de dominio al tener una visión de mundo que denota poder, supremacía frente a errónea creencia de estar educando a unos estudiantes ignorantes.

       Por supuesto, también  está la visión del docente y de la docente que aún sintiendo que algo no está bien y queriendo ser crítica, crítico de su propia práctica, le cuesta mucho trabajo aceptar que debe cambiar. Pareciera que se niega a ser cuestionada, cuestionado, criticada, criticado. Pareciera Sentir temor  a decir que está aprendiendo lo cual es terriblemente contradictorio porque se  puede interpretar como miedo a  “dejar de ser lo que se es”  (el profesor, profesora, maestro, maestra que todo lo sabe). Y con respecto a este proceso considero la pertinencia de  permitirnos expresar,  que de este proceso estamos aprendiendo (tutores, tutoras, facilitadores, facilitadoras  y participantes) y no sólo eso, sino  permitirnos disfrutar que en igualdad de condiciones, cualquiera de los antes mencionados, mencionadas nos haga entender que estamos equivocados, equivocadas, porque si no permitimos eso vamos a seguir proyectando la falsa imagen de supremacía en el conocimiento, un divorcio entre teoría y práctica. Adecuando el pensamiento de Gramsci a la educación sería algo más o menos así…  La muerte de una práctica, que en este caso es la  docente, que no acaba de morir  y el nacimiento de una nueva práctica docente que no termina de nacer.

      En relación con lo antes mencionado, considero que cada clase debería iniciar con una autoevaluación y una coevaluación que permita evidenciar los desaciertos y  los aciertos de la clase del día anterior. Esto constituiría una posibilidad de aprender enseñando a ser personas con conciencia crítica, capaces no sólo de cuestionarnos sino de ser cuestionados para ser cada día mejor. Finalmente, considero que    no podemos seguir llenándonos la boca para decir que la visión de la micromisión es formar docentes humanistas y en la práctica ser contra humanistas y demostrarlo al seguir manteniendo la noción de supremacía, poder y control del pensamiento en el aula.
Marbelys Landaeta

4 comentarios:

  1. Al ser evaluados(as) creceríamos no solo como docentes sino también como personas porque podríamos comprender lo que los demás ven en nostros(as) que por distintas razones no podemos ver.

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    1. Hola María gracias por comentar. Comparto tu opinión. Tienes mucha razón.

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  2. Buenas noches colegas. Enamorada de este proyecto. permitirnos ser evaluados y aceptar cuando algo no esta marchando bien en nuestras practicas docentes, nos dan luces y orientan a seguir crecindo profesionalmente y como persona para la vida.

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    1. Coincido totalmente contigo Adriana. Gracias por comentar.

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